viernes, 15 de junio de 2007

TIERRA DE TRADICIÓN

El suelo natal, la tierra ancestral, es poderoso argumento que sustenta el inequívoco sentimiento de afecto hacia la cuna primigenia que, como producto del natural proceso de reproducción humana, acoge a las generaciones que se van sucediendo en el devenir histórico de los pueblos. Sumado a ello, las características de su gente, le da el sello distintivo que sirve para exhibirlo orgullosamente y elevar la voz con matices de estentóreo canto mañanero, en un pretendido y comprensible afán de distinguirse entre los demás conglomerados humanos, identificados con nombre propio y que forman parte de una gran nación.
Sres. Alejandro Morales, Lucio Martínez, José de la Luz Ayala y Pedro Purizaca

Esto ocurre con Bernal, pueblo enclavado en tierras de la histórica Comunidad Campesina “San Martín” de Sechura, cuyas gentes orgullosamente exhiben el legado de pueblo agrícola por herencia y tradición, donde siempre se produjo la mejor y más cotizada fibra de algodón Pima, que llenó de dinero a los acopiadores e industriales, aunque el agricultor bernaleño sólo le quedara deudas e insatisfacciones.
Los bernaleños, hombres y mujeres, siempre constituyeron una sociedad cultora de valores donde el trabajo, la honradez, la sinceridad, la solidaridad, la amistad, el respeto, el amor al prójimo y la legítima defensa de sus tierras, sirvieron para configurarlos como un pueblo respetable, digno de admiración e indómito ante las pretensiones de algún dictador de turno.
Es Bernal una tierra acogedora donde cada día enhiestos algarrobos y tamarindos mecen sus verdes ramas, para llenarnos de frescura y alegrarnos el alma, en cada amanecer, con el melodioso trino del “chilalo”, símbolo de resistencia a la vida en cautiverio. Que sosiego siente el campesino que, agobiado por la fatiga del duro trabajo en el campo, se cobija bajo las sombras y aplaca su sed con un refrescante trago del “néctar de los incas”.
Qué alegría sentimos cuando las bandas de músicos nos llenan con sus contagiantes melodías, especialmente en las noches de “retreta” y los estruendosos “surgidores” rompen el silencio para anunciarnos la celebración de alguna festividad religiosa. Cuánta alegría y emoción nos causan “Los Garibaldis” o “Raíces y Ritmos”, con sus populares danzas, entre la que destaca la danza de “Los diablicos”. Cómo nos encandilan los ojos los vistosos castillos de fuegos artificiales que, con sus luces multicolores, nos regalan magia, arte e ingenio de los maestros pirotécnicos. Qué gozo para el paladar y los gustos exigentes de quienes disfrutamos de un banquete fiestero con los sabrosos platos típicos de nuestras mujeres, expertas en el arte culinario.
Estas son sólo algunas de las poderosas razones que hacen de Bernal un pueblo muy acogedor, noble y generoso, “Capital regional del Carnaval”. Es por eso que todo aquel que nos visita ocasionalmente, siempre tendrá tentación de regresar. Por eso aquellos que no nacieron en esta tierra, y que alguna vez llegaron a ella, terminaron embrujados con las bondades de un ambiente sano, ecológico y ajeno a los vicios y problemas sociales de las ciudades. El cariño de su gente, su espíritu solidario y su afán de brindar siempre amistad sincera, hacen de Bernal un pueblo digno de vivir en él y compartir siempre los anhelos y deseos de superación, progreso y desarrollo.

Prof. Gustavo G. Guevara Gálvez

1 comentario:

MIGUEL dijo...

tienen toda la razon yo soy uno de ellos llegue me cautive con esta hermosa tierra y me quede y deje semillitas para toda la vida y le agradezco a la vida y destino por haber llegado a este hermoso paraiso llamado bernal, y adonde voy les cuento sobre esta bendita tierra.